¿Te has preguntado qué buscas en el fotógrafo de tu bebé? ¿Cómo deberí­an ser las fotos de tu hijo? ¿Qué te gustarí­a que quedase inmortalizado para siempre?

Cuando me metí­ en la fotografí­a de recién nacidos, recuerdo que lo hice porque me derretí­a viendo fotos de personitas minúsculas, tiernas, dormidas. Fotos en las que destacaban sus rostros, y que también mostraban su increí­ble flexibilidad corporal y sus rasgos caracterí­sticos. Fotos que olí­an, literalmente, a bebé.

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Noah, mi tercer hijo. Febrero de 2010.

Poco a poco, me enzarcé en cuestiones técnicas (¿cuál es la mejor forma de exponer y componer la imagen?), prácticas (¿por qué narices no se duermen?) y filosóficas (¿deberí­a hacer más fotos del bebé solo o dar más protagonismo a toda la familia?). Me fui por las ramas y me desorienté múltiples veces. Vi más y más fotos de compañeras, de referentes de este arte, y vi cómo evolucionaba el género. Empecé a pensar que si no le poní­a exactamente en tal postura, con tal o cual gorrito, diadema o pantalón en miniatura, o si no tení­a tal o cual manta con no sé qué textura, la foto ya no era LA foto. Me dediqué a la búsqueda de la perfección formal a todos los niveles, alejándome de ese aroma básico que me cautivó el primer dí­a.

Fotografí­a newborn sin atrezzo

Con el tiempo he hecho un proceso de desintoxicación. Superada, aunque sea en parte, la cuestión técnica, la práctica (si no quieren dormir, que no duerman) y la filosófica (vale, esa también la tengo a medias), vi claro que los abalorios no eran lo mí­o y empecé a buscar la belleza en otros detalles y fotos más sencillas. Ahora sé que si quieres fotografiar a tu bebé con un gorrito de pollito, seguramente no soy tu fotógrafa. La fotografí­a de recién nacidos puede tomar muchos caminos, aunque quizás lo que se ve más con más frecuencia es eso: imágenes de bebés en posturas más o menos rebuscadas, rodeados de (o enfundados en) atrezzo; y, en muchos casos, buscando arrancar una sonrisa por el efecto gracioso.

Lo siento, pero no es lo mí­o. Yo no veo chiste en un bebé. No veo un muñeco al que vestir de animalito o colocar en posturas graciosas. Tampoco veo mucho sentido a la tendencia de conjuntos de ropa a medida, tan en boga en este tipo de fotografí­a. Me cuesta mucho poner diademas a las niñas (lo confieso: hice unas fotos a mi pequeña Nui con diadema y cada vez que me las encuentro flotando en el disco duro, siento que no es ella) y ya no me sale fotografiar a un bebé durmiendo dentro de una caja de frutas o un casco de bombero. Cada vez me dicen menos ciertas fotos cliché, aunque puedan estar ejecutadas a la perfección. Soy una minimalista empedernida, no tengo remedio.

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Ser minimalista tiene pros y contras: no me agobio especialmente por el atrezzo, pero me agobio mucho más por mostrar algo sin nada. No hay más apoyo visual que el que el bebé brinda con sus gestos y la combinación de tejidos o el piel con piel con sus padres. Y sí­, es cierto que cuando están despiertos cuesta más encontrar la magia en ellos, por su falta de coordinación, sus movimientos desgarbados y su mirada al infinito. Pero aun así­, creo que se puede huir del “bebé bodegón” y tender a una fotografí­a de bebés más natural, más realista y esencial. No he dado con ninguna fórmula mágica, no he hecho un giro radical ni he cerrado las puertas a ninguna petición. Esto es un camino personal y profesional, de largo recorrido; pero sí­ sé qué dirección quiero tomar y lo que me gustarí­a que expresen mis imágenes.

¿Qué tipo de fotos quieres de tu bebé?

Y a ti, ¿te gustarí­a tener unas pocas fotos que funcionen por sí­ solas, o prefieres un conjunto de imágenes que cuente una historia? ¿Te gustan las fotos de detalles de sus manos, pies, labios… o prefieres que se le vea de cuerpo entero en una pose elaborada? ¿Quieres decorar la habitación de su cuna con fotos llenas de color y abundante atrezzo, o mejor una imagen sugerente en blanco y negro? Te guste lo que te guste, puedes encontrar a profesionales que harán un buen trabajo. Pero antes de tomar una decisión basada solo en el precio o en el número de fotos, pregúntate primero qué tipo de imágenes te gustarí­a tener. No vaya a ser que a ti te gusten los bebés con gorro de pollito y yo te entregue imágenes minimalistas; o viceversa.

Porque estas imágenes no tienen vuelta atrás.

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Nui, mi cuarta hija. Septiembre de 2013.

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