Si os gusta mínimamente el cine y tenéis más o menos mi edad, es posible que recordéis un largometraje de Luc Besson llamado El quinto elemento. Una despampanante Milla Jovovich encarna el personaje que da título al film: un ser perfecto y supremo que vencerá sobre el mal, y alrededor del cual se alinean los otros cuatro elementos básicos (agua, aire, tierra y fuego). Con un alocado vestuario de Jean-Paul Gaultier, por cierto 🙂 Total, que me voy por las ramas. Estando embarazada del quinto, y en vista de que las negociaciones para ponerle nombre prometen ser largas, arduas y no estarán exentas de polémica, he pensado que entretanto le llamaré mi quinto elemento.
Cuando una está preñá suele soñar en plan bobo lo bonito que será su bebé. Te pones a pensar que podría tener los ojos azules (bueno, en mi caso creo que lo doy por perdido), o que podría ser rubio platino, menudito y precioso. Luego te topas con la realidad – admitámoslo, las hormonas nos ciegan la vista y, excepto en contadas ocasiones, nuestros hijos no suelen ser el bellezón que nuestra mente había idealizado. Ni el muñeco de Johnson’s Baby que solo sonríe y duerme – pero eso dará para otro post.
A estas alturas de la película, una sabe que raro es el bebé que no sale con alguna rebaba que pulir. Mi primer vástago, Teo, vino con un defecto de fábrica en el corazón (que pasó por alto en todas las pruebas, amniocentesis y eco de alta definición incluidas) y un lagrimal algo obstruido. Kai nació con un hidrocele testicular como una casa y Noah tuvo reflujo durante meses, un lagrimal super-mega-obstruido que liberamos con masajes brutos y mucha paciencia, y una oreja izquierda increíblemente salida que contrastaba con la otra, pegadita y redoblada sobre sí misma. Y Nui, por su parte, aunque su nombre signifique «la grande», se ganó enseguida el sobrenombre de «lengua podrida» por su maravillosa e inequívoca lengua geográfica.
Si hay algo que haya caracterizado el primer trimestre de este embarazo ha sido (además del natural binomio de sueño y estado nauseoso), sin duda, el miedo. Miedo irracional y rozando lo paranoico a que algo saliese mal. A que descarrilase enseguida. A que fuese adelante, pero la rebaba fuese de las difíciles de pulir. El hecho de estar fotografiando a bebés en la UCI neonatal de Vall Hebrón seguramente alimentó mis miedos, para qué negarlo; pero la verdad es que con el primero ni por un momento pasó por mi cabeza un pensamiento negativo. Quizás sea el síndrome abuela que aflora con la edad y que te hace anticiparte a todas las posibles desgracias. O el hecho de trabajar como fotógrafa de bebés y escuchar mil y una historias (la mayoría con final feliz, otras no tanto).
Lo cierto es que la ansiedad que pasé durante semanas me acompañó de día y de noche. Y sí, te dicen que eres joven, que no tiene por qué pasar nada, que no te tortures y que disfrutes del camino, pero por algún motivo, esta vez no he podido. Cansada y harta, saqué la billetera para hacerme un flamante análisis de ADN fetal en sangre materna y descartar cuatro cosas gordas. Por supuesto que sigue habiendo cientos de posibilidades de que algo salga mal, pero entre una cosa y otra, y gracias a que empiezo a sentir ciertos movimientos en mi vientre, he conseguido calmar los ánimos. Y por cierto, gracias a eso también os puedo decir que efectivamente es un elemento y no una elementa. Ale, ahí va mi spoiler del día.
Lo de que algo salga mal no es para tomárselo a guasa, lo sé. Pero quería que este post aportase algún mensaje positivo, y qué mejor forma de ponerle punto y final que esta infografía que la buena de Sarai Llamas preparó sobre mi Teo, el mayor. Porque a los hijos se les quiere de forma incondicional, vengan como vengan. Porque, a veces, las rebabas más insospechadas terminan dándote sonrisas maravillosas que no te cansas de mirar:
Un gustazo leerte. Yo no he tenido la suerte de tener más que un embarazo, pero si algo tenía seguro era que, si me volvía a quedar embarazada, los miedos acudirían a mi desde el minuto cero. Porque ya sabía a lo que iba… Si te han aparecido en el quinto….oye tampoco es muy raro, pero seguro que más angustioso… Me alegra saber que estás más tranquila 🙂
P.D: Yo soy la que tuvo rebabas de las tres hermanas que somos, pero soy mu salá…jajajaja Un besote!!
Gracias guapa! Parece que esto de los comentarios en el blog ya no se estila así que me alegra que tus palabras queden para la posteridad :-). Rebabas, tú?? No me lo creo, con esa voz!! Pues te juro que yo el embarazo de Kai lo viví sin angustias a pesar del sustazo que nos dimos con Teo. Por eso creo que es también cosa de la edad… 😉
Lo que te pasa a ti con el quinto me pasó a mí con el cuarto. Yo creo que era la edad. Me daba miedo todo. Y al final mira, hasta rubio platino vino! Yo ya tengo ganas de ver al quinto Mariño Peñafiel, seguro que derá todo un personaje, no te quepa duda
Lo que yo decía, que nos hacemos viejas… jajaja. ¿Pero rubio platino el mío? Va a ser que no 😛 Apuesto a que tendrá una oreja más salida que la otra – de momento tres de cuatro las han sacado así.
Victoria m’agrada molt el que escrius, tan directe i natural. Grí cies per compartir-ho!
Grí cies Esther!! Moltes grí cies 🙂
Victí²ria t’entenc perfectament..amb el primer ni em va passar pel cap que algo pogués anar malament en canvi amb el segon pensava tot el contrari. Imagino que quan ets mare comences a veure altres realitats molt diferents (i tu encara més amb el projecte Dits Petits) i et venen les pors, és inevitable!
Doncs jo juro que fins al quart m’ho vaig prendre tot amb filosofia molt positiva. Potser perquè després del primer ensurt gros també relativitzes i després de la cardiopatia un hidrocele o una llengua lletjota són mals (molt) menors. No ho sé tu, la qüestió és que jo no m’esperava aquestes setmanes de mal trí ngol, perí² ara ja ho tenim, viento en popa i a tota vela! 🙂
Victí²ria!!!!!! Un altre nen!!! La mare que els pairí a tots!! Quina tela!! Ja us podeu posar fortes amb la Nui que estareu un súper minoria! Me n’alegro que les análisis sortissin bé i que vagis sentint-te millor. Segur que serí un element digne de la família que li ha tocat! Una abraí§ada guapa!
«El quinto elemento» es un ser precioso como el que se está preparando para ser tu hijo.
La por forma part de la vida, no passa res per tenir-ne
Moolts petons bonica
Grí cies Mercè! I tant si en forma part…
Una exposición brillante de los miedos que compartimos todas.
Seguiré pendiente de leerte
Gracias!!
No sabia q tenias blog pero despres de llegir apuest post no tinc cap dubte de q el seguiré .,precios i real como la vida misma! Enhorabona
Aix, jo que sóc súper felií§ amb aquestes coses. Amb el tercer (i aquí hem parat nosaltres, ni de conya tant valentd com el leo i tu) l’Albert sempre em deia: vols dir? Mira els altres dos estan sans…. I desprès que l’Albert petit fos prematur (res greu), ell si que patia per l’Emma.
Des de la setmana 24 patint de fet, perí² intentar fer repos amb una de 5 i un de 2, què t’haig d’explicar… Total per no allargar més que la senyora va aguantar fins a un dia abans de la dpp i és un toro en tots els sentits.
í€nims, segur que tot sortirí molt millor del que tens en ment.
Siempre es un lujo leerle, tienes un don ( a parte del de fotógrafa) consigues que siempre que te leo me quede con la boca abierta, sonría y me emocione. Y sobre el quinto elemento … seguro que será precioso y todo saldrá bien! aunque sea por la experiencia 😉