Servidora, que con cinco hijos ya se cree que lo ha visto todo, se quedó ojiplática al saber que Naoki (el quinto y último de mis bebés, que en aquel entonces tendrí­a 18 meses o cerca de 2 años) estaba desarrollando una caries «de las chungas»: de las que en pocas semanas destruyen por completo el diente. ¿Cómo? ¡Pero si aquello no era más que una manchita blanca en el incisivo! Y así­, por la puerta grande, fue como entré en el desconocido mundo de la odontopediatrí­a: la rama de la odontologí­a especializada en tratar a los niños.

Confieso que, desde entonces, me he vuelto un lince identificando manchas sospechosas en los dientes de los niños a los que hago fotos. Porque descubrí­ horrorizada que muchí­simos bebés desarrollan caries tempranas, que muchas veces pasan desapercibidas, que las madres no nos enteramos de nada y que muchos pediatras tampoco. Y lo peor de todo: que evitar el berenjenal de arreglarlo después es «tan sencillo» como conocer cuatro pautas y hacer una visita al dentista a tiempo para que nos cuente cuándo y cómo lavar los dientes del bebé. Muy probablemente tú tampoco sabes de lo que te estoy hablando, y difí­cilmente le estarás cepillando los dientes desde que le salió el primero, ¿verdad?

Cuando te quedas embarazada, devoras como si no hubiera mañana todas las revistas, libros y blogs sobre maternidad y crianza que eres capaz de encontrar. Quieres hacer las cosas bien: te preparas para el mejor parto posible, investigas sobre cochecitos, sobre curas del ombligo, sobre pañales, chupetes, lactancia… pero nadie, en ningún momento de esta aventura, te habla de cómo cuidar los dientes de tu bebé, ni de cuándo hacerlo. Menos canastillas repletas de muestras de abominables infusiones herbales (que son puro azúcar) para que tu bebé digiera bien, y más meter allí­ un cepillo dental.

Pues atent@, porque esta entrevista es de las que hay que sentarse a leer con ganas. Las dras. Ruth Mayné y Camila Palma, unas cracks en la materia, han tenido la paciencia de responder punto por punto a mi interrogatorio y despejarme dudas como la de cuál es el método más efectivo para cepillar los dientes al bebé (¿una gasa con agua? ¿un cepillo de dientes?), hasta qué edad debemos cepillarles los padres, la necesidad (o no) de usar pasta fluorada o la relación entre la lactancia materna y la caries (tema controvertido donde los haya).

¿Cómo evitar la caries de tu bebé y mantener su boca sana?

– Para alguien que no quiera leerse la entrevista completa, contadnos en dos frases lo que debe saber sobre el cepillado de dientes de su bebé.

  • Es imprescindible empezar a cepillar los dientes 2 veces al dí­a desde que sale el primero.
  • Hazlo con una pasta (en cantidad mí­nima) que contenga al menos 1000 partes por millón de flúor (ppmF), sin enjuagar con agua.
  • En bebés y niños menores de 3 años se debe colocar la cantidad de «un granito de arroz» sobre el cepillo y en niños que ya saben escupir, como un «guisante».
  • La mejor técnica de cepillado es colocándonos por detrás del niño y no por delante, ya que esta postura te permite mantener su cabeza más estable y levantar el labio superior para llegar bien a la zona entre la encí­a y los dientes de arriba (donde se inician las lesiones de caries).

En ese momento empieza la remineralización iniciada por el efecto del flúor tópico de la pasta dental.

Instrucciones para cepillar los dientes del bebé

– ¿A qué edad deberí­a producirse la primera visita al dentista y por qué?

Porque la odontologí­a de hoy es preventiva y no curativa, idealmente la primera cita deberí­a ser durante el embarazo, con el objetivo de que la mamá reciba toda la información necesaria para saber cuidar la boca de sus hijos. Muchas veces esto no es posible, y por ello se sugiere que un niño visite al Odontopediatra no más tarde del primer año de vida o cuando salgan sus dientes de leche superiores.

– Hablemos de la caries de primera infancia. ¿Cuál es el signo de alarma que deberí­amos aprender a reconocer los padres? ¿Se puede curar?

Definitivamente el signo de alarma es el cambio de color de los dientes de leche superiores. Uno piensa en la caries como un «hueco negro», pero realmente todo inicia como una mancha blanca. La mancha blanca o marrón es el inicio de la debilitación del diente (desmineralización), el cual posteriormente se agujerea (cavidades), y el diente se fractura y se destruye a gran velocidad. Es en ese momento cuando la visita dental es urgente, ya que con cambios en la dieta y el cepillado, y un flúor profesional, podemos detener el avance de la caries.

– ¿Los odontopediatras estáis observando algún cambio de tendencia en la incidencia de caries en la infancia? ¿A qué se debe? 

Siempre ha habido caries en niños pequeños; aunque antes se conocí­a como caries del biberón, caries rampante, etc. Las estadí­sticas mundiales indican que en el único grupo en el cual no se ha disminuido significativamente la caries, es en preescolares. Los Odontopediatras vemos niños cada vez más pequeños con esta enfermedad y creemos que se debe a cambios en la alimentación y a la moda anti-flúor. El niño de 0 a 3 años come muy a menudo, tanto de dí­a como de noche y generalmente recibe un cepillado inefectivo (como un juego). Además de la alta frecuencia de comidas, muchas veces se introducen alimentos con azúcares (ocultos). Si a esto le agregas que existe gran desinformación y muchos padres le temen a la pasta con flúor,»el cocktail» de caries está servido.

Caries de bebé de mancha blanca en incisivos
Las manchas blancas en los incisivos son el primer signo de alarma de la caries en el bebé.

– ¿Podemos los padres tomar medidas para revertirlo?

¡Por supuesto! Está ampliamente demostrado que los niños pequeños aprenden por imitación, así­ que es imprescindible dar ejemplo de buenos hábitos dietéticos e higiénicos. Si los padres beben agua, comen frutas y verduras, comen en un ambiente agradable en la mesa y se cepillan los dientes, eso es lo que el niño hará. En España que los niños desayunen leche con cereales, leche chocolatada o galletas, que merienden zumos envasados o productos lácteos (en lugar de agua y frutas), sigue siendo la norma. Aún existen consejos insanos que se transmiten de abuelas a madres y que deben ser cambiados a raí­z de la mayor información sobre nutrición. En las redes, muchos nutricionistas nos están enseñando, pero no todo el mundo adquiere esa información.

– Sabemos que la caries es una enfermedad multifactorial, y si alguien tiene predisposición probablemente lo tendrá más difí­cil para evitar su aparición. Pero también hay pequeños detalles que muchos padres desconocemos y que pueden suponer un factor de riesgo elevado, más allá de la ingesta de alimentos cariogénicos en la dieta. ¿Qué estamos haciendo mal pensando que es inocuo? 

Actualmente se sabe que la caries no es una enfermedad genética ni transmisible, sino dependiente de dos cosas: azúcar y «biopelí­cula» (placa). Sólo la placa bacteriana combinada con azúcar producen una desmineralización del esmalte del diente. A mayor frecuencia de alimentos (inclusive leche), mayor riesgo de caries. Compartir bacterias (besos en la boca, chupar chupete, etc) ya no se considera tan «dañino» como se pensaba, ya que transmitir bacterias no equivale a transmitir la enfermedad.

¿Qué estamos haciendo mal? Dirí­a que principalmente no dar importancia al cepillado de dientes de los bebés, evitar la pasta con flúor (probablemente por desinformación), ofrecer azúcares tempranamente (incluyo yogures y cereales infantiles, potitos, galletas Marí­a, etc) y visitar tardí­amente al Odontopediatra.

–  El papel de la lactancia materna en la formación de caries es muy controvertido y con frecuencia genera disputas entre los profesionales y las madres lactantes. ¿Podrí­ais decirnos muy resumidamente qué apuntan los últimos estudios en la materia? 

Las revisiones sistemáticas al respecto (que son los estudios de mayor nivel cientí­fico) han demostrado que efectivamente la lactancia más allá del año, especialmente si es a alta demanda y nocturna, es un facto de riesgo de caries. Ojo, factor de riesgo NO significa factor «causal», y creo que aquí­ radica la controversia. Los profesionales nunca deberí­an sugerir destetar a un bebé con caries (¡los beneficios de la lactancia materna son innumerables!), pero sí­ aumentar los factores protectores: cepillado adecuado con pasta fluorada (le guste o no le guste al niño), reducir los azúcares en la dieta y aumentar los intervalos entre comidas. La mayorí­a de nuestros pacientitos lactantes no tienen caries porque las madres han aprendido a cepillar correctamente con la pasta adecuada desde que salió el primer diente, lo traen a sus controles para aplicar barniz de flúor y son conscientes de los azúcares en su dieta.

– ¿Queréis dar algún consejo especí­fico para madres lactantes sobre la salud bucodental de su bebé?

Que ya que se están esforzando en ofrecer lo mejor para sus hijos (sin duda la lactancia materna es el mejor alimento que se puede ofrecer a un hijo), y que muchas veces el inicio de la lactancia es complicado y muy sacrificado; que tomen 30 minutos de su vida en ir a una visita dental durante la erupción de los primeros dientes a un odontopediatra, y leer información adecuada sobre el cepillado y la alimentación.

– ¿A qué edad pueden empezar a cepillarse solos los niños? 

Aunque cada niño es diferente, como pauta general los padres deberí­an cepillar hasta los 5 años y repasar el cepillado (al menos el nocturno) hasta los 8 años de edad. Como regla general, se dice que un niño no tiene la habilidad de cepillarse bien los dientes si es que no sabe atarse correctamente los cordones de los zapatos, no es capaz de enjabonarse y aclararse el pelo perfectamente solo o pintar un cí­rculo sin salirse de la lí­nea. Insistimos mucho que se asista con el cepillado al menos hasta los 6 años ya que a esa edad nace la primera muela definitiva atrás de todo, la que más caries presenta y la que necesita más ayuda.

– ¿Por qué en los últimos tiempos ha surgido cierta aversión al flúor y cuál es la evidencia cientí­fica actual sobre su acción contra la caries? ¿Existen alternativas?

El flúor siempre ha tenido detractores y hay muchas teorí­as conspirativas sobre sus efectos. Sin embargo, la mayorí­a de personas no saben que se trata de un elemento natural en el agua y la tierra, y que se usa desde los años 30 en pastas dentales. El único efecto negativo demostrado, cuando se ingiere agua con altas concentraciones de flúor (como en ciertas regiones de la India y Pakistán), son unas manchas en el esmalte dental. Desgraciadamente para los dentistas, hace unos años, se publicó una investigación realizada en China, en la cual se mencionaba al flúor como neurotóxico y todas las alarmas saltaron. Este artí­culo contrastaba con los más de 80 años de investigaciones que aseguraban que el flúor era altamente seguro en todas sus presentaciones comerciales. Al poco tiempo, la publicación fue retirada por su mala calidad metodológica, pero el daño ya estaba hecho (muy similar a lo que sucedió con la relación vacunas-autismo). La «neurosis» del flúor resurgió en webs pseudo-cientí­ficas y le dio voz a «terapias alternativas», sin ningún sustento cientí­fico.

Volviendo a la pregunta, la evidencia cientí­fica del más alto nivel ha demostrado en incontables ocasiones, que el flúor es (y probablemente seguirá siendo) «el rey» de las terapias contra la caries, especialmente la pasta dental fluorada, responsable de la disminución de caries en muchas partes del mundo. Todas las otras terapias no son tan eficiente ni costo-efectivas. Así­ que la respuesta a tu pregunta es «no», no hay mucha alternativa si quieres evitar la caries en tus hijos.

– ¿Qué os gustarí­a como mamás y Odontopediatras?

Nos encantarí­a vivir de la prevención. Atender bebés y niños sanos y mantenerlos sanos hasta la edad adulta, sin miedo al dentista, con una sonrisa sana, sin gastarse los millones en «arreglar» el daño (dental y emocional). La mayorí­a de mis pacientes son menores de 3 años y desgraciadamente un altí­simo porcentaje de ellos viene a su primera cita con caries. La caries es una enfermedad 100 % prevenible con un control de azúcares en la dieta (cantidad y frecuencia) y un cepillado adecuado con pasta dental que contenga de al menos 1.000 ppm (partes por millón) de flúor. La odontologí­a preventiva es muy amigable, indolora, económica y agradecida. Los Odontopediatras queremos niños felices, padres felices, familias felices en la visita dental.

Las odontopediatras Camila Palma y Ruth Mayné
Las Odontopediatras Camila Palma (izquierda) y Ruth Mayné (derecha)
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